Hace tiempo que no hurgueteaba Internet por los lugares de blogspot. La rutina, la falta de tiempo para mí, la vorágine del casco urbano y las noches sin sentido me han alejado del todo para acercarme a la nada. Al menos ya no me encuentro en medio de esa confusión.
Llego al blog bonito, ordenadito y tan rosado como su pieza, el único espacio de la casa que cuenta con una decencia y orden como si no perteneciera a aquí. Pienso en los últimos diálogos y me dan ganas de tener la capacidad de volver a abstraerme de mi misma y mirar desde afuera para convertirme en el dedo que me apunta y comprender que mierda ven los demás que estoy haciendo mal y les daña al punto de negar las palabras amables. (Repaso las líneas y verdaderamente nunca me había sentido tan egocéntrica). Culpo al medio, me culpo a mi misma por haberme internado el lo que hoy es una de las pocas cosas que da sentido a mi existencia sin ser persona, ni tener sentimientos. Tal vez no culpo al medio, insisto que la culpa es mía por alejarme, por secar el alma de sentimientos vanos que no sirven si no están plasmados en la hoja, por letras, por croquis, por el rescate de lo que queda impreso. Ahí quedan mis amores y rabias, mis pataletas con o sin razón, mis nervios destruidos y mi afán empecinado de buscar problemas.
Si alguien desea saber lo que siento, converse con mis láminas, con mis dibujos y mis textos…
Conclusión de la semana: Algo repetida, la genialidad siempre implica estar cagado por dentro, tener una vida personal de mierda y desviar toda energía a lo que te gusta hacer…
01.05.2010
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